Lo primero que tenemos que saber es a diferenciar los tipos de endulzantes que existen en el mercado, antes de abarcar el apasionante tema de cuál es el mejor endulzante.
Clasificaremos los endulzantes según su procedencia:
- Endulzantes naturales: son aquellos que proceden directamente de la naturaleza, como por ejemplo: la fruta, la fruta desecada, la miel, las hojas de stevia, los dátiles, monkfruit, sirope de agave o arce, xilitol o eritritol, azúcar de coco, azúcar común o integral. Este tipo de endulzantes pueden ser calóricos o acalóricos.
- Endulzantes artificiales: son aquellos que no proceden de ninguna fuente natural, han sido creado en un laboratorio, como por ejemplo: sacarosa, aspartamo, acesulfame K, ciclamato y sucralosa. Este tipo de endulzantes son acalóricos.
En una primera visión podríamos decir que los endulzantes naturales son los más saludables, pero esto no es del todo cierto, ya que la mayoría de ellos son reconocidos en nuestro organismo como azúcar simple (aunque nos aporten algún beneficio extra, como la miel), aumentando bruscamente la glucosa en sangre y liberando insulina en grandes cantidades, lo que estimula el almacenamiento de grasas. Esto, además, propicia la hipertensión.
Los endulzantes acalóricos son aquellos que no tienen calorías pero no por ello son saludables, ya que están relacionados con alterar los mecanismos de saciedad en el cuerpo, alterar la microbiota intestinal, provocar más hambre y por tanto potenciando un aumento de peso.
Si sueles tomar alimentos light, sin azúcar o 0,0% es muy posible que incluyan endulzantes no calóricos o aditivos químicos, que ayudarán a ese producto a parecerse lo máximo posible a su versión «entera», sin aportar ningún tipo de beneficio nutricional, pero ten en cuenta que pueden producirte más hambre o que quizá no te sacies, alterando tu cuerpo a corto y largo plazo.
Según un estudio, las personas que toman habitualmente este tipo de productos aumentan de media un 30% el consumo de calorías frente a aquellas que no toman edulcorantes artificiales.
Es recomendable, escoger los productos en su versión más natural o más parecida a su estado original para evitar consumir este tipo de endulzantes o aditivos químicos.
Por tanto, podríamos decir que las mejores alternativas serían los endulzantes que nos aporten dulzor de forma natural, sin aportar muchas calorías y que nos aporten algún valor a nivel nutricional, sin dañar nuestro organismo ni nuestra microbiota intestinal.
Las mejores opciones serían:
- Dátiles: nos aportan un gran poder endulzante, además de fibra, vitaminas, minerales y beneficios para la salud general. Es un alimento calórico, por lo que hay que consumirlo con moderación.
- Eritritol: es un polialcohol proveniente de algunas frutas como la pera o la uva o de la fermentación de algunos hongos o incluso en vino. Es acalórico y su sabor y textura igual a la del azúcar común. (puedes comprarlo aquí)
- Stevia en hojas: es una planta perenne, acalórica y con un poder endulzante muy superior al del azúcar común. Cabe destacar, que la mayoría de productos de stevia que venden son mezclas con endulzantes artificiales, por lo que no lo hacen una buena opción para endulzar. Optar siempre por la versión en hojas (enteras o en polvo).
- Frutas frescas o desecadas: plátano machacado, compota de manzana o pera, orejones, pasas etc…son excelentes opciones para endulzar cualquier tipo de preparación.
Es importante ir reduciendo el umbral de dulzor, es decir trata de añadir la mínima cantidad tolerable. La clave esta en ir acostumbrando el paladar a postres menos dulces y a los sabores originales de los alimentos.